Tradición e innovación

Elaboramos nuestros quesos de forma prácticamente automatizada sin perder ni un ápice del sabor característico que hemos mantenido desde 1929.

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El proceso de elaboración comienza con una recepción automatizada de la leche, transportada en camiones cisterna a una temperatura no superior a 10º. La recepción se realiza siguiendo un plan semanal que responde a las necesidades de producción y distribución previamente establecidas.

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Ya en depósito, la temperatura descenderá hasta un máximo de 6°C. Controlamos a diario las condiciones de almacenamiento de la leche monitorizando esta fase del proceso, porque sabemos que todos los detalles influirán en la calidad de nuestros quesos.

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Desde el punto de vista de los tratamientos térmicos aplicados a nuestros quesos, elaboramos quesos a base de leche cruda y a base de leche pasteurizada. El proceso de pasteurización está considerado uno de los más críticos de nuestra industria, al que le conferimos un tratamiento especial con el fin de eliminar los microorganismos patógenos que puedan existir, sin que el sabor se vea afectado.

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Contamos con cinco cubas de cuajado, todas ellas de operación automática gracias a la memorización informática de las recetas correspondientes a nuestra variedades. Este proceso está supervisado por nuestros maestros queseros. Al finalizar de esta fase separamos la cuajada del suero lácteo, este suero es concentrado en sucesivas etapas mediante desnatadoras centrífugas y ósmosis inversa.

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El proceso de llenado de moldes se realiza mediante sendas llenadoras automáticas. Posteriormente a los moldes que contienen la cuajada se les incorpora la tapa de forma automática, y son conducidos mediante cintas transportadoras a la prensas.

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Contamos con seis prensas que funcionan aplicando un sistema de prensado rotatorio totalmente innovador. Durante la estancia de los quesos en las prensas se produce el proceso de compactación y consecuentemente desuerado, que le confiere a nuestros productos la forma, textura y consistencia deseados.

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Mediantes sucesivos sistemas automáticos de desmoldeo, el queso es conducido al baño de salmuera gracias al cual, se produce el salado de los quesos por inmersión.

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Una vez extraídos del baño de salmuera, y tras un periodo de escurrido, los quesos son conducidos primero a los secaderos, y posteriormente a las cámaras de maduración, donde permanecen el tiempo necesario para llegar al nivel de curación deseado. En sendas fases de secado y maduración, las condiciones físicas de nuestros secaderos y cámaras se controlan al 100%, pues son procesos claves que le confieren a nuestros productos los aromas, sabores y texturas característicos.

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Finalmente, cuando el proceso de maduración se considera terminado, y el queso está listo para ser consumido, pasa por los procesos de pintado, cortado, envasado, etiquetado, y embalado, de acuerdo a los requerimientos de nuestros clientes.

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A lo largo del todo el proceso de fabricación explicado en los puntos anteriores, se selecciona una muestra de nuestros productos en diferentes fases del proceso, para ser sometidos a los análisis sanitarios, higiénicos y olfato-gustativos que marcan nuestros estándares de calidad.

Quesos Revilla - Tradición e innovación
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